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La pérdida auditiva normalmente se produce de forma lenta pero progresiva. La mejor opción es la prevención. Al realizar una detección de la pérdida, cuando es incipiente, permite dar una mejor respuesta a esta dificultad. Es recomendable realizarse una revisión auditiva cada cinco años. Y a partir de los 60 años, debería hacerse cada dos años. Si se observa una disminución anormal de la audición, se puede remediar de forma más eficaz. Los primeros síntomas son leves y pasan desapercibidos: hacerse repetir las cosas, poner la TV más alta que los demás…